Cumbres Borrascosas no es una novela fácil o complaciente. En ella, la autora crea y describe un mundo apasionado y violento, tumultuoso y desbocado en pos de abordar cuestiones brutales, descarnadas y hasta censuradas por las convenciones que regían a la famosa y por demás rígida moral victoriana. Todo ello, lo hace retratando a un protagonista que se aleja bastante de los cánones valorados por la sociedad británica del siglo XIX, y a través de una narración que se caracteriza por un tratamiento seco y escueto del lenguaje.